jueves, 17 de septiembre de 2015

Poema 5

POEMA 5

Un poema a la muerte
es como herirse la piel con una rosa,
los poemas son los únicos que no pertenecen a la tierra.

Hay días que parecen hechos de llantos,
en que la alegría tiene la forma de una tumba,
y es casi nada,
porque hay ángeles que podan a la tierra sus ramos de dulzura.

Hay que huir, huir, huir...
más allá de las esmeraldas de las hojas. Ya la mano de la fe
dibuja con aceite doloroso,
y es casi nada,
porque la bendición nunca llega en la fecha que se espera.

Frutece el árbol
con promisores avisos a los adolescentes,
y el fuego con sus cien mil lenguas
quisiera cantar su ruina entre las flores,
y hasta las mismas nubes quisieran
hilar su tragedia en las cortezas.

Nunca se encienden totalmente los carbones
del pensamiento, se cumple la voluntad de la sacerdotisa ciega;
pero no hay que apretar los puños mirando el firmamento.
Cuando llegue esa hora
comprende que tu fruto es fecundo
y de antemano lo espera la tierra.

Autor:
Juan Sánchez Lamouth
POEMA 1

La luz de mi ternura ya no ve tu belleza.
Está entre el olvido mi invisible colmena
la soledad de siempre circundada por estas hieles frescas
Hasta mi aldehuela
está gentil como una novia tísica.

Los mismos pájaros cantándole a las madrugadas,
las mismas flores, bailarinas de las estaciones,
la misma tierra con su llaga luminosa,
los mismos hombres vomitando el polvo de los siglos.

La canción de la brisa llega a mis versos
como una honda profecía del cielo,
sólo cantando así me doy cuenta
de la dulce embriaguez del arte.

Hasta mi habitación quiero que venga esa tejedora.
Ahora que escribo deseándome una muerte en primavera,
ahora que cada día me reintegro más y más
a la invisible tribu de la sombra...

Autor:
Juan Sánchez Lamouth